En términos físicos, el león es uno de los felinos más
grandes que existen en el planeta. Su cuerpo es rectangular, con patas gruesas
y muy fuertes. Su cabeza también es de un tamaño importante aunque esta no
sobresale del total del cuerpo. La melena del león macho es sin dudas uno de
los rasgos distintivos (al ser el único felino que la posee) y que le otorga un
porte especialmente mágico y atemorizante. Las leonas, por su parte, no poseen melena
y son fácilmente distinguibles. Uno de los elementos más importantes del león
es su mandíbula y su dentadura, responsables en gran parte de su fortaleza a la
hora de cazar: los dientes de un león pueden alcanzar hasta ocho centímetros de
longitud en su parte visible.
El león es un animal que vive en manadas, aunque en muchas
ocasiones los leones machos prefieren pasar parte de su tiempo de manera
solitaria. Los leones son bastante pasivos ya que descansan la mayor parte del
día. Las leonas son quienes tienen a su cargo la actividad no sólo en lo que
respecta a la crianza y cuidado de los cachorros si no también en cuanto a la
caza, que por lo general se realiza de a varias leonas juntas que establecen
inteligentes estrategias para proceder.
Si bien los leones no son animales extremadamente fértiles
como otros mamíferos, suelen reproducirse varias veces al año, existiendo la
posibilidad de tener varias crías en ese tiempo. La gestación de los cachorros
toma un poco más de cien días y pueden nacer entre una y cuatro crías por cada
vez.
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